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Minería es Futuro

La minería y el desarrollo de energías limpias en tiempos de COVID-19

Los minerales han desempeñado un papel fundamental en el surgimiento de muchas de las tecnologías de energía renovable que se usan actualmente, desde turbinas eólicas y paneles solares hasta vehículos eléctricos.

Antes de la propagación del Covid-19, y motivados por las adversas afectaciones en el medio ambiente y en la salud de las personas causadas por el cambio climático, muchos países –entre ellos la Argentina- se comprometieron a reducir las emisiones de gases de CO2 al promover la transición completa de fuentes energéticas de origen fósil a limpias y renovables para 2050. Ese impulso movilizó ampliamente la producción de los minerales que tomaron protagonismo como las materias primas estratégicas que van a garantizar que se pueda consolidar esa evolución. 

Las tecnologías de energía renovable generalmente requieren más minerales que las contrapartes basadas en combustibles fósiles. Un automóvil eléctrico usa cinco veces más minerales que un automóvil convencional y una planta eólica en tierra requiere ocho veces más minerales que una planta a gas de la misma capacidad. Incluso en tecnologías basadas en combustibles fósiles, lograr una mayor eficiencia y menores emisiones depende del uso extensivo de minerales. Por ejemplo, las centrales eléctricas de carbón más eficientes requieren mucho más níquel que las menos eficientes para permitir temperaturas de combustión más altas.

A medida que aumenta el despliegue de tecnologías de energía limpia, la demanda de los minerales específicos que se requieren como materias primas también se amplía significativamente. En algunos casos, las transiciones de energía ya son la principal fuerza impulsora para el crecimiento de la demanda. Desde 2015, el transporte eléctrico y el almacenamiento en red se han convertido rápidamente en los mayores consumidores de litio, y en conjunto representan el 35% de la demanda total actual. 

PERO LLEGÓ LA PANDEMIA

Si bien el objetivo de la transición energética sigue plantado con firmeza, es posible que algunos índices alteren los planes y se deban ajustar las previsiones, para bien o para mal. 

El freno de emergencia forzado por el coronavirus traza un escenario muy sombrío para la industria del oil & gas, que empezó con el desplome del precio del barril del petróleo por el exceso de oferta. Sin producción y sin transportes sobre todo, la demanda de combustibles bajó abruptamente golpeando de lleno a la industria de los fósiles y a toda la cadena de valor asociada. A primera vista, un petróleo con un precio bajo podría empañar la posibilidad de despegue para el segmento de las energías renovables que siguen siendo más costosas en comparación. Pero esto cambia si se evalúan otras perspectivas. 

Por caso, un informe de la consultora estadounidense Arthur Little, especializada en el negocio del oil & gas publicó a mediados de abril un informe que indica que “la crisis afectará severamente a la industria petrolera, acelerando su transición a las energías renovables, que ya está en marcha” y señala que en consecuencia habrá un mayor atractivo para invertir en energías verdes, en detrimento de la industria hidrocarburífera.  “Con los precios altos del barril de petróleo, resultada atractivo invertir en proyectos de exploración y producción. Pero ahora tienen rendimientos más bajos y mayor incertidumbre que antes. En cambio, las energías renovables tienen menores riesgos técnicos y, luego de esta crisis, tasas de retorno más altas que el petróleo”, indica el informe.   

Por lo tanto, a la sólida motivación de paliar los efectos del cambio climático se suma para la post-pandemia la conveniencia económica de desarrollar energías renovables. Ese creciente despliegue se configura para aumentar la demanda de los minerales que estratégicamente se requieren para la fabricación de estas tecnologías. 

En este sentido, la Agencia Internacional de Energía (IEA, según sus siglas en inglés), advierte que el progreso de la energía limpia después de la crisis desatada tras el Covid19 dependerá de la disponibilidad de esos minerales. 

El litio, el cobalto y el níquel dan a las baterías un mayor rendimiento de carga y una mayor densidad de energía. El cobre es esencial para el uso creciente de la electricidad en los sistemas de energía gracias a su capacidad inigualable para conducir corrientes eléctricas. También lo es la plata por sus propiedades únicas: es un elemento ideal para muchos usos industriales y aplicaciones eléctricas ya que es el metalífero que tiene mayor conductividad termal y eléctrica, es maleable y dúctil, y es resistente a la corrosión y a la oxidación. Por último, para completar con algunos ejemplos, toman relevancia en el desarrollo de la energía renovable los elementos de tierras raras, como el neodimio, que son potentes imanes vitales para las turbinas eólicas y los vehículos eléctricos.

De todo esto, ¿qué se puede desarrollar en el país? Por caso, la Argentina es uno de los pocos países del mundo en donde se produce litio, de hecho el país forma parte del llamado “Triángulo de litio” junto con Bolivia y Chile, por concentrar el único centro mundial de reservas de litio en salmuera. Si bien actualmente el gran productor es Australia -en ese país se obtiene litio de rocas-, el mayor potencial productivo está concentrado en los tres países latinoamericanos mencionados.  

Con respecto al cobre, la Argentina ingresó al club de los productores en 1997 con Bajo de la Alumbrera, en Catamarca, y logra posicionarse con un solo yacimiento en el puesto 14 a nivel mundial entre los productores de cobre. Esta mina está en proceso de cierre; en tanto se prevé que en los próximos tres años se inicie la producción de otras minas de similar envergadura en San Juan, Salta y Catamarca.   

En tanto, uno de los primeros metales que se produjeron en el país fue la plata. Y se siguen produciendo en importantes yacimientos en la zona de la Puna, que abarca una gran porción del noroeste del territorio, y también, como producto secundario en grandes minas de oro de San Juan y Santa Cruz.  En cuanto al potencial, aún queda por desarrollar en la provincia de Chubut una de los yacimientos de plata más importantes del mundo.

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